Uno de los principales errorres en el cultivo de las plantas de interior, es el riego excesivo que asfixia y pudre las raíces. La cantidad de agua que una planta requiere para su normal desarrollo depende de sus exigencias particulares, de la calidad del sustrato, de la temperatura y la humedad presentes en el aire y del tipo de luz que recibe. Hay plantas que precisan un riego abundante, como la azalea, la hortensia y el culantrillo y otras riego bajo, como las plantas crasas. Está comprobado que se mueren más plantas por exceso de riego que por falta de agua.
Además del riego excesivo otros factores como sustratos inadecuados o temperaturas muy bajas pueden incidir en el grado de humedad. Una planta que presenta hojas amarillas que se desprenden con facilidad denota un exceso de humedad y hay que determinar cuál es el agente causante del problema y actuar rápidamente para solucionarlo. Comprueba que los orificios de drenado de la maceta no estén obstruidos ya que el agua estancada es mortal para las plantas, si el exceso de humedad ha sido provocado por bajas temperaturas será necesario ubicar la planta en un lugar más cálido y menos húmedo. En cualquier caso, para intentar la recuperación de una planta con exceso de humedad, deberás sacar con mucho cuidado el cepellón de la maceta y envolverlo con delicadeza en varias capas de papel absorbente y mantenerlo así durante uno o dos días, cuidando de cambiar frecuentemente el papel por uno seco hasta que absorba completamente la humedad de las raíces. De ser necesario cambia la maceta por una de barro y sustituye el sustrato por otro más adecuado a la especie. Vuelve a sembrar la planta en la nueva maceta y mantenla en observación, no la riegues durante varios días.