Los lirios son plantas de muy fácil proceso para ser cultivadas y fácil mantenimiento una vez hayan dado sus espectaculares flores. Una breve reseña ayuda a descubrir de qué tipo de planta estás seleccionando.
Los lirios son plantas del tipo bulbosa perenne del género Lirium; muy resistentes y de tallo bastante frondosos que pueden alcanzar hasta unos 2 metros de altura según la especie, ya que existen una gran variedad de ellas, aproximadamente unas 100 especies; comúnmente llamadas azucenas o calas, son cultivadas y muy recomendadas por ser una planta que ofrece flores año tras año de gran variedad de formas y colores. El lirio es oriundo del hemisferio norte y tomada en cuenta desde hace unos 3000 años considerándola la flor del amor. Es una hierba de gran follaje caracterizado por formar bulbos subterráneos que le permiten vivir durante las épocas frías como el invierno. Existe gran variedad de especies formadoras de bulbillos desarrollados en la base del bulbo madre, unos se encuentran en la profundidad de la tierra para preservar su existencia y otros se forman en la superficie del suelo. Tiene la particularidad de formar raíces en su tallo creciendo muy bien en profundidad dando excelente estabilidad y natural belleza. El lirio es una planta muy ramificada debido a que por cada tallo que emerge evolucionan raíces adjuntas; esta propiedad le otorga una estabilidad grandiosa y de supervivencia en épocas de invierno para subsistir. Son del tipo de plantas caducas que botan sus hojas al momento de florecer; sin embargo, siempre existen excepciones por parte de algunas de sus especies. Las flores de lirio tienen gran aroma, principalmente en horas nocturnas, tienen seis pétalos; aparecen en época de verano y pueden ser, de colores variados; algunas especies son de flores amarillas, otras blancas, naranjas, rosadas, azules, malvas y púrpuras; algunas pueden presentar pequeñas pinceladas, manchas o puntillas con disposición muy particular.
Para plantar y cultivar los lirios es recomendable:
1.- Ubicar el espacio destinado a ellas ya que para obtener mejores resultados el área a seleccionar debe ser aquel que seque muy bien después de las lluvias; un lugar que drene y no encharque porque sus bulbos se ven muy afectados. Requiere de buena luz solar para que su crecimiento sea recto y se vea frondoso, lo contrario, se verían tipo rastreras. El suelo recomendado es aquel que sea moderadamente ácido y no posean cal.
2.- El suelo debe ser amplio y profundo, ya que sus bulbos requieren de profundidad para sustentar muy bien sus raíces y mantenerse frescos y húmedos protegidas por el suelo; unos 10 a 15 cm de profundidad es lo aconsejado. Si quieres plantar múltiples bulbos colocar a distancias de unos 15 cm entre cada uno para que su espacio de crecimiento y desarrollo sea suficiente por el gran enraizado que produce. Importante es aflojar bien el terreno para colocar los bulbos y una vez colocados cubrir con tierra. Para localidades de invierno se recomienda colocar una buena capa de abono nutritivo para proteger los bulbos de los lirios jóvenes y brotes de flor joven. Cuando los lirios comiencen a brotar es recomendable el uso de fertilizantes, siempre recurriendo a sus buenas instrucciones; el uso excesivo en cantidad, solo permite que se desarrolle más hojas y follaje en un tallo con débil desarrollo.
3.-El riego es limitado, prefieren la humedad interna de la tierra y por eso su preferencia de las profundidades; su terrero de buen drenaje debe ser aquel que permita mantener esa humedad. Dejarlos crecer por sí solos es lo más adecuados; solo en casos especiales de alguna variedad, su riego puede ser orientado a algo más específico; ejemplo de ello, los lirios orientales.