Diseñar un jardín de flores, ya sea grande o pequeño, en exteriores o en una terraza o patio, es una labor que requiere de tiempo, preparación, dedicación, creatividad y buen gusto. Previamente se deberá realizar el estudio de las condiciones ambientales existentes en la zona, clima, vientos, sol, sombra y sustrato, si se pretende cultivar directamente en el suelo, para poder elegir especies florales adecuadas. Tomar en cuenta la extensión de espacio disponible para el diseño del jardín es otro factor importante.
Se recomienda elegir solamente dos o tres colores de flores y cultivar al menos tres plantas de la misma especie por color, formando grupos y creando figuras y desniveles con ayuda de otros elementos como macetas, canteros, piedras y troncos, combinar con plantas perennes y distribuir de forma ordenada definiendo límites. Para lograr un efecto armonioso se deben considerar no solo los colores, formas y tamaños de las especies seleccionadas sino también el aroma a fin de crear una atmosfera agradable no solo a la vista sino también al olfato. En jardines exteriores la utilización de especies tapizantes como la begonia, la festuca azul o la jabonera roja representa una excelente opción para delimitar espacios y crear figuras y las enredaderas como la madreselva, llenan de color y belleza cualquier superficie vertical. El uso de macetas de diversos tamaños y texturas, tan extendido en la jardinería actual tanto para exteriores como interiores, nos facilita un punto focal plano y añade profundidad al diseño. De preferencia deben elegirse macetas de igual diseño y diferentes alturas y agruparlas colocando las más altas detrás y las más bajas delante o alrededor.
Las flores grandes, coloridas y perfumadas suelen atraer mariposas y colibrís, los cuales añaden al jardín un toque adicional de gran belleza. Las especies grandes, exuberantes y exóticas deberán ser cultivadas en menor proporción para que destaquen como punto focal dentro del diseño.