Riego: Las limas prefieren un suelo ligeramente húmedo pero bien drenado. Evita el exceso de riego que puede llevar a problemas de pudrición de raíces. Deja que la capa superior del suelo se seque entre riegos.
Luz: Necesitan luz brillante y directa durante varias horas al día. Asegúrate de que esté ubicada en un lugar donde reciba al menos 6 horas de luz solar directa.
Temperatura: Las limas prefieren temperaturas cálidas y no toleran bien los climas fríos. Si la temperatura baja repentinamente, considera protegerla o trasladarla a un lugar más cálido.
Nutrición: Fertiliza la planta regularmente con un fertilizante equilibrado específico para cítricos, siguiendo las indicaciones del fabricante. Esto ayudará a mantenerla saludable y fomentar el crecimiento.
Poda: Si hay ramas muertas, enfermas o que parecen débiles, puedes podarlas para fomentar un crecimiento más saludable. Asegúrate de usar herramientas de poda limpias y afiladas para evitar dañar la planta.
Plagas y enfermedades: Monitorea la planta regularmente en busca de signos de plagas como cochinillas, ácaros o pulgones, así como enfermedades como hongos. Trata cualquier problema tan pronto como lo detectes para evitar que se propague.