Verifica el riego: Asegúrate de que estás regando adecuadamente. Las higueras prefieren un suelo ligeramente húmedo pero bien drenado. Evita el exceso de riego que pueda llevar a problemas de pudrición de raíces.
Nutrición adecuada: La falta de nitrógeno puede causar amarillamiento de las hojas. Considera fertilizar tu higuera con un fertilizante equilibrado o específico para frutales, siguiendo las instrucciones del fabricante. Sin embargo, asegúrate de no sobre-fertilizar, ya que esto también puede causar problemas.
Luz y ubicación: Las higueras prefieren luz brillante pero indirecta. Asegúrate de que esté ubicada en un lugar donde reciba suficiente luz durante el día. También verifica que no esté expuesta a corrientes de aire fuertes que puedan estresar la planta.
Protección contra el frío: Si la temperatura ha bajado repentinamente y tu higuera está en un lugar frío, considera moverla a un lugar más cálido o protegerla adecuadamente si está en exterior.
Poda: Si las hojas están muy afectadas, puedes considerar podar las hojas amarillas para promover el crecimiento de nuevas hojas saludables.
Monitoreo constante: Observa de cerca la planta para detectar cualquier signo de mejoría o empeoramiento. A veces, el estrés del trasplante puede tomar un tiempo para que la planta se recupere completamente.